Con pérdidas del 36 por ciento, el salario informal está en su punto más bajo desde 2015

Los asalariados informales, cerca de seis millones de trabajadores que representan el 33 por ciento de la Población Económicamente Activa y no cuentan con protección social ni aportes jubilatorios, han sido el segmento laboral más perjudicado durante los gobiernos de la alianza Cambiemos y del Frente de Todos. Esto es lo que se deprende del último informe del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), espacio integrado por economistas ligados a la Universidad Nacional de Rosario (UNR), en el cual se señaló que estos trabajadores, que representan el piso de los ingresos en la escala laboral, perdieron un 31 por ciento de sus ingresos durante la gestión de la alianza Cambiemos y continuaron perdiendo ingresos durante el actual gobierno, para percibir un 36,6 por ciento menos que en el pico de sus ingresos, en noviembre de 2015.

Si bien está situación será revertida en el corto plazo por el bono de la Anses de 9.000 pesos que cobraron en mayo y volverán a cobrar en junio, de no mediar otras políticas activas por parte del gobierno, la inflación acumulada y la quita de asistencia volverán a empeorar la situación de estos millones de trabajadores, que para el fines del año pasado, según el último dato disponible del Indec, cobraban en promedio 28.592 pesos, cifra que se encontraba por debajo de la Canasta Básica Alimentaria de diciembre de 2021, que se situaba en 32.964 pesos para una familia de cuatro integrantes, y de la Canasta Básica Total, que se encontraba en 76.146 pesos.

Incluso, los trabajadores informales fueron los más perjudicados no solo por su pérdida de ingresos, sino por el hecho de que mayoritariamente no se resolvió su situación de carencia de derechos laborales, pues en los últimos seis años se revirtió la tendencia de decreciente informalidad experimentada desde 2003, pues de acuerdo a los últimos datos del Indec entre 2016 y 2021 los trabajos no registrados crecieron en 1,4 puntos. Incluso, según la consultora Orlando J. Ferreres & Asociados, jamás se llegó a la situación de 1990, donde la informalidad ya era alta pero la menor de la serie, al marcar un 25 por ciento del total de trabajadores, para tocar un pico del 50 por ciento en 2002 y desde allí experimentar una progresiva reducción que se detuvo cuando la alianza Cambiemos asumió el poder.

Pero si bien resultaron los más afectados, todo el segmento laboral continuó experimentando pérdidas, pues los trabajadores privados registrados perdieron en los últimos dos años 1,5 por ciento de su poder adquisitivo, luego de perder 20,2 puntos durante la gestión de la alianza Cambiemos, mientras que los públicos cayeron 0,9 puntos, luego de perder 24,3 puntos durante el gobierno macrista. También aquellos que perciben el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), que partir de este mes pasará a los de 45.540 pesos, sufrieron pérdidas hasta el primer trimestre. Según MATE, estos trabajadores redujeron su poder adquisitivo en seis puntos desde diciembre de 2019, año en el cual habían completado 27 puntos porcentuales de pérdida en relación a 2015. Si bien sólo el uno por ciento de los trabajadores cobra este tipo de salario, el hecho de que el mismo se asocie automáticamente y por ley al del millón doscientos mil beneficiarios de planes Potenciar Trabajo y al millón de jóvenes que reciben el Progresar, así como también a quienes reciben seguros de desempleo y a un segmento de jubilados de la mínima, da cuenta de la pérdida de poder adquisitivo que también sufrieron estos segmentos de la población de menores ingresos.
La contracara de la reactivación

La caída de la masa salarial tiene como contracara un importante crecimiento de la actividad y del empleo de mayor calidad. Mientras que la primera creció a un ritmo del 4,8 por ciento en relación a marzo de 2021, en el último semestre, con 20.000 empleos registrados mensuales, es decir un crecimiento del dos por ciento mensual sobre el total, la dinámica de creación de este tipo de trabajos es la mayor desde 2011, según el último informe del CEP XXI del ministerio de Desarrollo Productivo. De alguna forma, esta dinámica de salarios a la baja responde a la teoría clásica económica, que señala que a menores retribuciones salariales, se incrementa la oferta laboral. Un elemento que, de todas formas, no se verificó durante el gobierno macrista, donde cayeron tanto los salarios como el empleo registrado, como tampoco durante los gobiernos de CFK, en los que se experimentó tanto una suba del salario real como una disminución de la desocupación general, cuestión está última que Cristina asoció al incremento que se verificó en el consumo interno, el cual históricamente movió el 70 por ciento del economía, gracias a su política de fortalecimiento del salario, las jubilaciones, y los planes sociales.

Pareciera hoy que, luego de varios años, se empiezan a verificar en el país ciertas teorías económicas, en este caso ligadas a la literatura clásica y mayormente ortodoxa.

Fuente: eldestapeweb.com

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