Intendente de Cambiemos vendía cocaína en el edificio municipal
Se trata de la causa que involucra al intendente de Paraná, Sergio Varisto de Cambiemos, por venta de estupefacientes dentro del edificio municipal de Paraná (Pcia. Entre Ríos).
La declaración de Luciana Lemos (acusada y testigo de la causa), escuchas telefónicas, movimientos de dinero sospechosos y otros elementos valorados por los investigadores ilustran cómo se vendía droga al por mayor en la Municipalidad. Y la Justicia cree que la cocaína se pagaba con dinero público.
Pese a la gravedad de la denuncia, Varisto sigue siendo intendente y definió su candidatura para las próximas elecciones para renovar el cargo.
La cocaína entraba por la puerta de Urquiza y Corrientes. La subían por la escalera del Palacio Municipal de Paraná y en la planta alta seguía por el pasillo hacia la izquierda. Pasaba por la puerta de la oficina del intendente Sergio Varisco (Cambiemos), por la de la subsecretaria de Seguridad, Griselda Bordeira, y finalmente entraba a la del concejal oficialista Pablo Hernández. Ese es el recorrido que confesó haber hecho en más de una oportunidad Luciana Lemos, una de las acusadas en la causa «Narcomunicipio», como le dicen en Entre Ríos.
Ahora Varisco (58), Bordeira (43) y Hernández (44) irán a juicio oral acusados de «financiamiento de actividades de comercio de estupefacientes». En la causa hay otros ocho imputados, entre ellos Lemos (29) y su pareja, el líder de la banda, Daniel «Tavi» Celis (43).
Una de las escenas más escandalosas que la Justicia investiga es la venta de 6 kilos de cocaína que los narcos habrían hecho en la Municipalidad en abril del año pasado. Lemos contó que del total de la droga, un kilo era «para (Emanuel) Gainza, uno para Hernández, dos para Bordeira y dos para Varisco». La mujer confesó que entregó personalmente la cocaína en la oficina de Bordeira por orden de Celis.
«Daniel me dijo que se los llevara a la municipalidad y ahí yo fui con la mochila. Fui directo a la oficina de Bordeira y ella me dijo qué hacía ahí y estaba enojada, yo tenía todo en la mochila. Bordeira bajó a la oficina de Pablo Hernández y de ahí salieron todos lo que estaban en la oficina, me hicieron pasar a mí, y quedamos Bordeira y yo. Yo saqué las cosas de mi mochila, y le dije que yo con eso a mi casa no me volvía. Ella se enojó conmigo porque yo se lo había llevado ahí y yo se las dejé», contó Lemos en su declaración, a la que accedió Clarín.
La investigación salió a la luz el 3 de mayo del año pasado cuando la Policía Federal allanó la casa de Lemos y encontró 3,4 kilos de cocaína, $ 122.000, celulares y un cuaderno con anotaciones y cuentas en el que estaban el nombre del intendente, el de Bordeira y los concejales Hernández y Gainza.
Para la Justicia, el negocio se desarrolló entre septiembre de 2017 y mayo de 2018. La investigación deriva de otro escándalo: el de la narcoavioneta con 317 kilos de marihuana, en la que el intendente Varisco ya había tenido que ir a declarar en calidad de testigo. Los investigadores comprobaron que la droga se repartía por la zona en camiones de recolección municipales.
Todo forma parte de una misma causa que tramita en el juzgado federal N° 1 de Paraná y dos cosas aparecen de principio a fin. Una es el liderazgo de Celis desde la cárcel. «Tavi» es un conocido puntero de la zona oeste de Paraná, que hizo campaña para Varisco en 2015. Después del escándalo de la narcoavioneta, tuvo que cambiar el esquema de negocio.
El segundo factor que acompaña la trama narco de principio a fin es la presencia de empleados y funcionarios municipales. Primero fue con nombramientos de gente allegada a Celis en cargos clave para disponer de los recursos. Por ejemplo, de los camiones de la Unidad Municipal N° 2 que se usaron para distribuir marihuana. Después continuó con el aporte de fondos para comprar cocaína. Lo más grave es que la plata provendría del desvío de fondos destinados a la pauta oficial.
Con esa sospecha, la División Lavado de Activos de la Policía Federal allanó la Municipalidad en octubre pasado en busca de los balances y los movimientos de dinero. Solamente en publicidad, el Gobierno de Varisco declaró que gastó más de $ 28 millones en esos ocho meses. La sorpresa es que la mayoría de las facturas fueron libradas en nombre de personas que ni siquiera son monotributistas, o bien están inscriptos en otra actividad, como por ejemplo, venta de ropa o carnes. También desvela a los investigadores la emisión de algunos cheques, que luego fueron otra vez depositados en las cuentas de la Municipalidad.
«Esto podría interpretarse como una maniobra para ocultar ‘otro destino’ dado a esos fondos porque según surge de la planilla de Tesorería no corresponde con lo que demuestra el extracto bancario. Además, la Municipalidad de Paraná cuenta con el cobro y disposición de importantes sumas de efectivo en forma diaria, por lo que podrían estar disimulando una salida de fondos con cheques cuando, en realidad, son en efectivo desconociéndose su destino», sostuvo el juez federal Leandro Ríos en el expediente.
Así, creen los investigadores, los funcionarios siempre contaban con altas sumas de dinero para pagar la droga.»Ella ya me había pagado personalmente en la Municipalidad $ 200.000. (…) Ese dinero estaba en mi mochila en mi casa. Eran 6 kilos de cocaína lo que iba ese día en la mochila y se lo dejé a Bordeira en la oficina y me fui. Previo a llevarle la mercadería, yo ya tenía dos pagos de Hernández y Gainza, más $ 200.000 de Bordeira, que en realidad debía $ 320.000″, declaró Lemos.
Un segundo episodio de entrega de droga en el Palacio Municipal ubicado en Urquiza y Corrientes fue, según Lemos, el 1° de diciembre de 2017. La mujer explicó que por orden de Celis, los cargamentos no tenían que permanecer mucho tiempo en la casa. «Le llevé un ladrillo de cocaína a Pablo Hernández, me lo pagó ahí en su oficina de la Municipalidad, por eso me demoré ese día contando la plata, me pagó $160.000», dijo.
El testimonio de la mujer deja entrever que la dinámica se repitió en más ocasiones: «Tenía que trasladarme de una punta a otra de la ciudad para ir a la municipalidad, cargando la droga. A veces me llevaba Cholo (Eduardo Celis, hermano de Daniel) y a veces iba yo sola en el auto que me compré cuando vino Johan (el proveedor de la cocaína), yo iba con miedo llevando», contó.
Fuente: Clarín