El PBI motorizado por el consumo y la inversión volvió a crecer en el primer trimestre
Pese a la sequía y la aceleración de la inflación, el PBI logró revertir el indicador negativo de fines de 2022 para volver a crecer en el primer trimestre de este año, motorizado por el consumo y la inversión, aunque con una importante baja en las exportaciones.
Así lo reveló el último informe de avance del nivel de actividad que difundió el Indec este jueves, el cual anticipa la medición del Producto Bruto Interno. Entre enero y marzo de 2023, el PBI argentino creció un 0,7% en la medición desestacionalizada respecto al mismo período del año anterior.
De este modo, la actividad logró volver a crecer luego de haber caído en el trimestre previo en un 1,7% interanual, y recuperó la senda al alza de los tres primeros trimestre de 2022.
Uno de los motores de este número positivo fue el consumo, que creció en el primer trimestre un 2,1% en su dimensión privada y un 2,7% en su dimensión pública. Esto se condice con la encuesta de supermercados medida por el organismo estadístico, que arrojó resultados positivos para enero, febrero y marzo con un pico de un 3,8% interanual en este último mes.
Básicamente, la actividad logró sostenerse en el primer trimestre, gracias a una dinamización del consumo en el contexto de aceleración inflacionaria, que llevó a que sea cada vez más urgente desprenderse de los pesos en mano.
El otro motor que permitió un crecimiento del PBI fue la inversión, que aumentó un 2,1% interanual durante el período, revirtiendo así dos trimestres negativos previos, especialmente el cuarto de 2022, cuando cayó un 6,6%.
El dato de un PBI positivo ya había sido anticipado, además, por el de la actividad industrial que, pese a una caída en febrero, mostró importantes subas interanuales en enero (6,3%) y marzo (3,1%). También por el EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica) del propio Indec, que creció en todos los meses del primer trimestre respecto al año previo.
La actividad económica logró sostenerse a pesar de una fuerte caída en las exportaciones, del 13,5% interanual, fundamentalmente por efecto de la menor venta de granos y cereales debido a la sequía. De hecho, el sector de agricultura y ganadería bajó un 11,9% respecto al año previo.
Al contrario, los sectores que más crecieron fueron la minería (11,9%), hoteles y restaurantes (8,5%), servicio doméstico (8,2%) y electricidad, gas y agua (6,5%).
Las previsiones para el segundo trimestre
Aunque los números del segundo trimestre son todavía una incógnita, los indicios previos no arrojan un panorama positivo. Mientras que la sequía deja de hacer efecto solo lentamente, la aceleración inflacionaria que siguió en abril y mayo comenzó a afectar al consumo, que cayó esos dos meses según informes del sector privado.
También sería esperable una caída de la inversión, ya que, después de seis meses, el Banco Central volvió a subir la tasa de interés a mediados de marzo, con otras fuertes subas en abril y mayo.
El intercambio comercial de mayo anticipa este escenario. Las exportaciones de ese mes cayeron un 24,8% interanual, deprimidas por efecto de la sequía. Las importaciones, aunque crecieron respecto al promedio de enero abril, no alcanzaron para superar la medición interanual y bajaron en un 6,7%.
En este contexto, pese al crecimiento del primer trimestre, cobran realismo las previsiones de los organismos internacionales para el PBI argentino: la OCDE pronosticó una caída del 1,6% para todo este año, que aumenta a un 2% en la consideración del Banco Mundial.
Fuente: eldestapeweb.com