Durísimo golpe al bolsillo: la inflación de julio fue la más alta desde el 2002
La inflación de julio fue del 7,3 por ciento, la más alta desde abril de 2002, de acuerdo con el informe que elabora el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y el Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD). En los primeros siete meses del año, la inflación acumuló un 47 por ciento, y en los últimos doce meses, alcanza el 70,8 por ciento. En ambos casos, se trata de los registros más elevados desde 1991. Para finales de año, se espera que el número de inflación esté en alrededor del 90 por ciento.
El mes pasado quedó marcado por la extrema incertidumbre política en el marco de la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán y el breve período de Silvina Batakis, sumado a un escenario cada vez más delicado de reservas en el Banco Central. La debilidad en el frente externo está dada por las costosas importaciones en el sector energético y la retención de la cosecha por parte del agro, junto a un esquema de incentivos perversos dado por la alta brecha cambiaria.
Rubro por rubro
El capítulo de educación lideró las alzas, con el 16,4 por ciento, a raíz del inicio de la segunda mitad del año lectivo, que suele tener ajuste de cuotas. En segundo término quedó equipamiento y mantenimiento del hogar, con el 11,9 por ciento. «Se trata de un rubro con alta prevalencia de bienes durables, tales como muebles y electrodomésticos, que dispararon su precio ante la incertidumbre político-económica», indica el informe. Los muebles en su conjunto subieron 9,2 por ciento y los electrodomésticos lo hicieron en un 18,1 por ciento.
«A modo de ejemplo, los sillones treparon 15,7 por ciento, en tanto que las cocinas a gas lo hicieron en un 12 por ciento; las heladeras, 16,2 por ciento; los microondas, 18,1 por ciento; aires acondicionados, 31,1 por ciento y los lavarropas, 22,3 por ciento», indica el documento.
El rubro de indumentaria y calzado subió 10,4 por ciento en julio, a partir de las razones estacionales por el cambio de temporada y en el marco de la incertidumbre generalizada. En tanto, recreación y cultura subió 9,7 por ciento, por el movimiento de bienes durables ligados a la electrónica de consumo, como televisores, computadoras, tabletas y cámaras digitales. También se computa aquí el turismo, que por vacaciones de invierno registró alzas. Otro sector que se movió por encima de la media fue salud, por los aumentos de prepagas y también en medicamentos.
En cambio, por debajo del promedio, aunque también con subas históricamente muy altas, se ubicó alimentos y bebidas, con el 6,8 por ciento. A nivel interanual, la suba de los precios este rubro, el más sensible para el bolsillo, alcanza el 79,5 por ciento. Hay tres subsectores alimenticios en donde las subas superan el 100 por ciento interanual: pan y cereales (100,5 por ciento), aceites y grasas (118,3) e infusiones (107,5). Las subas más acotadas se dieron en frutas (55,3) y carnes (67,5).
En el caso de transporte, la suba fue del 5,1 por ciento. «Si bien los precios de durables como vehículos nuevos trepó, la estabilidad en el precio de naftas y transporte público moderó las alzas», indica el informe, aunque aclara que en agosto se produjeron incrementos en el transporte público en el AMBA.
«Algo similar ocurrió con vivienda (4,7 por ciento), en donde las subas en materiales de construcción, de 9,1 por ciento, muy movida por la suba de los financieros, y alquileres, con el 5,3 por ciento, se vieron amortiguadas por la estabilidad en servicios públicos que, no obstante, tendrá futuros incrementos en el marco de la reducción de subsidios que se implementará», agrega la UMET.
Para el director general del CCD y exministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, “la fuerte aceleración inflacionaria de julio se explica por el marco de incertidumbre política y económica tras los recambios ministeriales disruptivos, lo que se sumó a la inercia compleja que ya traía la suba de precios».