Sin acuerdo con el Gobierno, los piqueteros volverán a las calles

En el undécimo intento por acercar posiciones, el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, se reunió este jueves con dirigentes y militantes de la Unidad Piquetera, una negociación que acabó con más diferencias que encuentros.

“Si lo que intentan es sacarnos de la calle ya han fracasado, el 14 (próximo jueves) vamos a estar en todo el país con miles de personas. Posiblemente acampemos en Plaza de Mayo”, manifestó en redes sociales Eduardo Belliboni, líder del Polo Obrero, que puso como prioritario un aumento de planes sociales atados a la inflación, la reapertura de los programas de trabajo del Estado y mayores partidas alimenticias a los comedores barriales. Además, apuntó con Cristina Kirchner: “El ataque de la vicepresidenta empoderó a jueces que persiguen a trabajadores y organizaciones sociales”.

Cristina causó sorpresa el pasado 20 de junio en un acto de la CTA, cuando pidió una reducción de los planes y cuestionó el funcionamiento de los fondos sociales en el interior de su propio Gobierno. “Con esta desocupación debería haber menos planes. El Estado nacional debe recuperar el control y la auditoría de los planes, que no pueden seguir tercerizadas”, dijo por entonces en un plenario del gremio en Avellaneda, cuyo impacto político fue inmediato y provocó criticas cruzadas.

Es que las declaraciones de la vicepresidenta no solo fueron apuntadas contras los movimientos piqueteros opositores, como es el Polo Obrero, también cayeron con pies de plomo a la interna en el Frente de Todos. En materia social, el Gobierno ha delegado el control de ciertos planes a líderes de organizaciones sociales cercanas a Alberto Fernández, como es el Movimiento Evita, de las más convocantes del país y enfrentada –en sintonía con el presidente– a CFK y La Cámpora.

Entre el trabajo informal, los planes sociales y el poder en la calle
Uno de los principales motivos de disputa en la arena de la política social es el Potenciar Trabajo, que tiene 1.200.000 de beneficiarios en todo el país, pero en su mayoría del conurbano bonaerense. Quienes lo integran deben cumplir jornadas diarias de cuatro horas laborales por el cobro equivalente a medio salario mínimo ($22.770), razón por la cual también se pide el aumento del salario mínimo vital y móvil, que es el que rige los programas sociales.

En la actualidad, las organizaciones sociales oficialistas cuentan entre sus filas con beneficiarios de asistencias sociales. Además del Movimiento Evita (100.000 personas), este grupo está integrado por Somos-Barrios de Pie de Daniel Menéndez (con 100.000), Corrientes Clasista y Combativa de Juan Carlos Alderete (con 60.000) y el Movimiento de Trabajadores Excluidos de Juan Grabois (50.000).

En el mapa del reparto de los programas sociales, por otro lado, las organizaciones piqueteras también dicen presentes, aunque enfrentadas a todo el arco oficialista. Desde el cristinismo al albertismo. En su mayoría de impronta barrial e izquierdista, entre ellas, se ubican el Polo Obrero (con 60.000 personas que cobran plan), el disidente Barrios de Pie- Libres del Sur de Silvia Saravia (con 85.000), el Frente de Organizaciones en Lucha – FOL conducida por Marianela Navarro (con 45.000) y el MST Teresa Vive de Mónica Sulle (con 13.000).

Todas estas organizaciones conforman la Unidad Piquetera y el pasado 8 de junio fueron recibidas por primera vez en la CGT. Pese a que les descartaron ir a un paro general, los secretarios generales de los sindicatos tradicionales miran con atención la capacidad de movilización en las calles motorizada por el paralelo aumento del empleo en negro, una actividad fuera de la jurisdicción de la central obrera. También son las que se reunieron con Zabaleta en la fallida negociación en el Ministerio de Desarrollo Social.

Uno de los principales pedidos, justamente, volvió a ser la reapertura de los cupos del Potenciar Trabajo, cerrados por el gobierno para equilibrar la balanza financiera tras el acuerdo con el FMI. Otro detalle no menor es que este programa depende de la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, en manos de Emilio Pérsico, líder junto a Fernando “Chino” Navarro del Movimiento Evita.

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