Las jubilaciones y pensiones, al borde de perder contra la inflación
El 2023 recorrió sus primeros 31 días, y con el año en carrera, se reactivan las proyecciones sobre el poder adquisitivo de cara al periodo electoral. Si bien Argentina presenta tres años seguidos de incrementos en el PBI, las porciones a repartir por el crecimiento de la torta aún no han mostrado resultados convincentes para las capas medias y bajas de la sociedad Argentina.
La actualización del guarismo jubilatorio cobra centralidad en el primer trimestre del año. De acuerdo con los estimaciones realizadas por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) ya se puede anticipar que, a partir del mes que viene, el incremento para jubilaciones, pensiones y asignaciones se erige sobre un piso del 16,8% de aumento aunque el reajuste podría ser mayor.
En primer lugar, cabe recordar que la Ley 27.609/21 estableció actualizaciones trimestrales -en marzo, junio, septiembre y diciembre- y modificó la fórmula establecida durante el macrismo, mejorando su desempeño e incorporando la recaudación tributaria en el cálculo. Así, la nueva fórmula de movilidad, se compone en un 50% de la evolución salarial – el mejor de los índices entre el salario registrado (RIPTE) – cuyo guarismo acumula un 17,4%- y el salario publicado por INDEC- y en el otro 50% de la recaudación tributaria – que creció 16,2-.
El “podría ser mayor” tiene lugar dado que aún no se conoce el dato de Salarios Indec al mes de diciembre. Si este fuese superior a 4,6%, entonces el piso de las jubilaciones será superior al 16,8% mencionado. Este dato se encuentra levemente por debajo de las expectativas de inflación del periodo enero-marzo, comparable con el período alcanzado por la movilidad.
La inflación estimada en el relevamiento de expectativas de mercado REM, que realiza el Banco Central, proyecta que el acumulado de aumento sostenido en el nivel de precios durante el primer trimestre sea de un 18,7%. lo que arrojaría pérdidas adquisitivas para nuestros jubilados y jubiladas de 1,9 puntos porcentuales.
La estimación mencionada, implica incrementos de precios de 5,7%, 5,6% y 6,3% para los meses de enero, febrero y marzo respectivamente. Con la finalidad de que un eventual guarismo inflacionario emparde al reajuste pronosticado, sin conocer el dato de salario de Indeac a diciembre, el aumento de precios debería ubicarse en los márgenes de un 5,3% mensual. En ese caso, la movilidad podría equiparar el guarismo para que los jubilados no pierdan pero tampoco ganen (16,8% la movilidad frente a un 16,8% de inflación proyectada).
¿Cuánto dinero queda en el bolsillo?
En el escenario del aggiornamento descrito, los montos de retiro y pensiones podrían encontrarse, para el mes de marzo, en torno a los $58.516,4 para el haber mínimo, en tanto la pensión universal para el adulto mayor (PAUM) alcanzaría los $46.811,3, la asignación universal por hijo recibiría $11.430,5 y la pensión no contributiva por invalidez (PNC) lo haría en $58.516,4.
Estas cuatro asistencias se encuentran en $50.110,4 para la jubilación mínima, $40.086,7 con respecto a la PAUM, $9.788,5 en AUH y la PNC recibe erogaciones por $50.110,4. En este marco de posibles retrasos en el poder de compra, un aumento por suma fija sigue configurando una opción no sólo pertinente sino necesaria.
Una medida que lejos de competir con la paritaria, busca reforzarla elevando los pisos de la discusión salarial. La acción no solo permite repartir la productividad de la economía a favor de los trabajadores y trabajadoras con el fin de abordar la problemática de la fragmentación salarial y la discusión de la desigualdad y la pobreza, sino también, posibilita un mayor nivel de reajuste en las jubilaciones y pensiones. La suma fija permitiría subir automáticamente ese 50% de la fórmula de movilidad compuesto por salarios y apuntalar las asignaciones. Los asalariados y asalariadas no pueden seguir corriendo detrás de la inflación, nuestros jubilados y jubiladas tampoco.